La Biblia es un libro y al mismo tiempo muchos libros (sesenta y seis libros).
La Biblia ha sido dividida en dos grandes secciones: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento.
La Biblia, también, ha sido clasificada de acuerdo al género de cada uno de sus libros: Históricos, poéticos, proféticos y epistolares.
No explicaré en este momento lo que significa cada uno y la clasificación específica, libro por libro de la Biblia (lo haré después) porque quiero enfocarme en un género común y abundante en el Nuevo Testamento: Cartas o epístolas.
De veintisiete libros que integran el Nuevo Testamento, veintiuno pertenecen a este género, el epistolar.
¿Cómo leemos una carta del Nuevo Testamento?
Aquí tres ideas:
Leer de la misma manera en que leeríamos una comunicación personal.
Leer teniendo presente el propósito particular de cada carta.
Leer teniendo presente el propósito general de las cartas en el Nuevo Testamento.
1. Leer de la misma manera en que leeríamos una comunicación personal
Leer para entender y para entender leer.
Leer comienza cuando RECIBIMOS el texto. No hay claridad cuando comenzamos a leer, pero avanzamos en la lectura.
El punto es que una carta del Nuevo Testamento debemos leerla como leeríamos una carta o correo electrónico personal.
¿Cómo leemos una carta o una correspondencia personal?
Lo primero que hacemos es indagar:
¿Quién es el autor?
¿Quién es el destinatario?
Hoy, ya no esta de moda la correspondencia postal. Recuerdo las cartas que mi abuela materna me enviaba cada año, para mi cumpleaños. El sobre, escrito a mano, con esos rasgos inconfundibles, me decía quién la enviaba; aunque no había oportunidad para el error, el sobre expresamente decía quién envíaba y a quién iba dirigida.
Los correos electrónicos tienen la misma información, incluso, visualmente condensada y fácil de reconocer. Así podemos distinguir las comunicaciones importantes de las que no lo son.
En las cartas del Nuevo Testamento es clave saber estos dos puntos: Autor y destinatario.
Las cartas del Nuevo Testamento no fueron escritas para nosotros. Por ejemplo: Pablo al escribir sus cartas a los corintios no tenía en mente a la iglesia de mi localidad y época; lo mismo Pedro o Juan. Cuando ellos están dictando o escribiendo de su puño y letra sus cartas, tienen en mente a su destinatario y no somos nosotros.
Esas cartas son Palabra de Dios y podemos saber que también fueron escritas para nuestra edificación, pero necesitamos entender primero lo que su contenido significaba para su autor y destinatario original.
Por eso, necesitamos saber del destinatario lo siguiente:
¿Una persona o comunidad?
¿Judíos o gentiles?
Ubicación geográfica
Ciudad y sociedad en que vive
Esto parece complicado pero no lo es porque en el texto de cada carta podemos encontrar respuesta a estas preguntas.
2. Leer teniendo el propósito particular de cada carta.
Además de identificar autor y destinatario hay algo fundamental que debemos saber en cada carta: Propósito.
En el ejemplo antes mencionado, de correspondencia postal, el propósito de la carta se descubría al abrir el sobre y leer la carta.
Hoy, un correo electrónico nos dice el asunto resumido.
Cada carta tiene un propósito y debemos estar tranquilos y saber que el autor busca que su propósito sea conocido por su destinatario; no hay falla, cada epístola tiene estos elementos, solo necesitamos leer.
¿Cómo descubrir este propósito?
Identificando el problema o necesidad que se pretende atender con la carta.
Dicho de otro modo, cada epístola tiene un propósito y ese propósito se revela a través de:
– Resolver un problema, o
– Atender una necesidad.
Todas las cartas en el Nuevo Testamento buscan resolver este problema o atender una necesidad de dos maneras generales:
– Desde el punto de vista doctrinal
– Desde el punto de vista práctico
Entonces, de manera general, las epístolas en el Nuevo Testamento tienen una sección doctrinal y una sección práctica. Esto es más evidente las epístolas de Pablo, pero no es exclusivo de estas.
En las cartas o epístolas del NT, necesitamos reconocer estos tres elementos: autor-destinatario-propósito, porque van a guiar la interpretación y aplicación de su contenido.
Es a la luz del propósito de la propia carta, que debemos leer la carta y asi entender y aplicar su contenido.
3. Leer teniendo el propósito general de las cartas en el Nuevo Testamento.
Todas las cartas en el Nuevo Testamento son una exhortación a conocer y vivir la fe en Jesucristo, es decir, que el evangelio sea aplicado a la vida diaria del creyente.
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